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Asesinato de candidato en Ecuador subraya escalada de violencia generalizada

El asesinato de Villavicencio, el primero de un candidato presidencial en Ecuador, es el punto culminante de un alza de violencia generalizada en el país, principalmente por parte de bandas criminales asociadas al narcotráfico. Los retos a las mafias centraban los discursos del candidato asesinado.

Fernando Villavicencio durante un acto de campaña en Ecuador, en 2023. Foto: CORTESÍA | Vídeo: BELÉN H. GÓMEZ-MANSILLA/ OLIVIA LÓPEZ BUENO
Fernando Villavicencio durante un acto de campaña en Ecuador, en 2023. Foto: CORTESÍA | Vídeo: BELÉN H. GÓMEZ-MANSILLA/ OLIVIA LÓPEZ BUENO


El candidato presidencial derechista ecuatoriano Fernando Villavicencio, un exdiputado investigador de la corrupción y periodista, fue asesinado a tiros el miércoles cuando salía de un mitin en el norte de Quito.


Las elecciones anticipadas en Ecuador que se celebrarían en apenas 11 días, el próximo 20 de agosto.


El candidato independiente y usual crítico del correísmo denunció semanas antes que era objetivo de un grupo criminal vinculado al Cartel de Sinaloa, que identificó como Los Choneros. “No les tengo miedo”, dijo en un video difundido en Internet. Su eslogan usual de cara a las presidenciales era “es tiempo de valientes”. Una de sus promesas era “someter” al narcotráfico en su primer año y medio de gestión.





El de Villavicencio es el primer asesinato de un candidato presidencial en Ecuador, donde la violencia derivada del crimen organizado, especialmente del narcotráfico, se ha percibido con más notoriedad en los últimos años. Pero el crimen se suma a una larga lista en un año que ha visto un alza de violencia generalizada.


Un mes antes del asesinato de Villavicencio, el alcalde de la ciudad portuaria de Manta, Agustín Intriago, recibió seis balazos mientras visitaba el barrio 15 de Septiembre. También murió en el hecho Ariana Chancay, una deportista que se le había acercado para pedirle ayuda.




Encuestas de las firmas Perfiles de Opinión y CEDATOS en diciembre pasado revelaron que la inseguridad era la principal preocupación de entre el 55 y 60% de los ecuatorianos. En años anteriores, apenas entre el 6 y el 15% se inquietaba por la criminalidad.


La coyuntura de inseguridad coincidió con una crisis política en mayo, cuando Lasso apeló a una figura constitucional conocida como “muerte cruzada” para disolver el Congreso, que lo investigaba por presunta corrupción, y convocó a elecciones anticipadas.


En abril, el gobierno nacional declaró como terroristas a varias bandas criminales, entre ellas a la conocida como Los Lobos, que se atribuyó el asesinato de Villavicencio en un video donde se ve a un grupo de encapuchados armados. Según el gobierno, las bandas eran responsables de una serie de atentados con explosivos, secuestros, extorsiones y asesinatos.


Los Lobos es considerada la segunda banda criminal más peligrosa del país, de acuerdo con el portal de investigación en asuntos de seguridad y criminalidad Insight Crime.


Los Lobos tiene un estimado de 8.000 integrantes en las calles y dentro de las cárceles de Ecuador. Nació como banda autónoma tras la división de otro grupo dedicado al crimen, conocido como Los Choneros.


Los Lobos se vincula al cartel mexicano Jalisco Nueva Generación, y sus miembros darían custodia armada a los despachos de droga en las provincias de Guayaquil, Quito y Quevedo.

Según Insight Crime, Los Lobos está involucrada en la minería ilegal y ha participado en masacres en las cárceles ecuatorianas —más de 300 reos murieron solo en 2021.




Violencia generalizada en Ecuador

Los Tiguerones lidera la lista de bandas peligrosas de Ecuador, según Insight Crime. Los Choneros, Fatales, Gánsteres, R7, Lagartos y Chone Killers son otras que fueron mencionadas por Villavicencio en sus discursos.


Según versiones oficiales, estas bandas actúan en provincias del litoral de Ecuador, por donde circulan cargamentos de drogas en su camino a Europa y Estados Unidos.


Ese mes fue una muestra clara de la escalada de violencia en el país: en una misma semana estallaron tres artefactos explosivos en Guayaquil, asesinaron a un policía y una mujer en una iglesia de una población cercana a Guayaquil; balearon a nueve pescadores y comerciantes en Esmeraldas, y seis reos amanecieron ahorcados en una cárcel de Guayaquil.


A diario, la prensa ecuatoriana reporta asesinatos, atentados contra negocios, asaltos, secuestros y amenazas por orden del crimen organizado.





Esta semana se hizo popular en redes sociales y grupos de mensajería instantánea un video que muestra un asalto de dos delincuentes a un hombre que caminaba junto a su hija de seis años por la acera de una cooperativa del norte de Guayaquil. Al hombre lo golpearon en la cabeza y le dispararon en la pierna izquierda, tras lo cual su pequeña comenzó a gritar aterrada. La víctima sobrevivió y se encontraba estable, reportó el diario El Universo.


El general Wagner Bravo, secretario de seguridad pública del gobierno ecuatoriano, dijo hace dos semanas en una entrevista con el canal Ecuavisa que la violencia en el país “está institucionalizada”.


“El país realmente está en una crisis de un ataque del crimen organizado muy fuerte, que lo estamos enfrentando”, expresó.


Quito es el epicentro de violencia de pandillas, y la gente está “resignada” a vivir en medio de altos niveles de criminalidad, según reportó The Associated Press. Leidy Aguirre, una ecuatoriana de 28 años, dijo a AP que el asesinato de Villavicencio prueba que la inseguridad “está incrementándose”.


“Ni siquiera ellos (los políticos) están seguros”, dijo a AP.


Voz de América.

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